domingo, 24 de septiembre de 2017

Otoño


En estas fechas viene siendo habitual que las redes sociales se saturen de imágenes otoñales como culmen de la felicidad. Sillones orejeros frente a un ventanal empapado de lluvia, una mantita y un libro abierto junto a una humeante taza de té conforman el imaginario colectivo, defendido hasta la saciedad.
Lo siento pero no puedo encontrar la razón de tanta alegría hipster. La lluvia no tiene nada de apetecible para los que, como yo, vivimos dentro de la humedad desde ahora hasta junio. Estar obligado a la clausura no es una opción para los que, como yo, creemos que como fuera de casa no se está en ningún sitio.
Si algo excita mi imaginación y eleva mi espíritu aventurero es la imagen de una tarde soleada, pies en alto, abandono gandul sobre una hamaca y una jarrita de sangría.
Un largo y gélido camino me aguarda. Siempre me quedará la Literatura.

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