jueves, 25 de septiembre de 2014

Gerda


Aunque Capa tenía que volver pronto a París, y Gerda iba a quedarse unos días más en Valencia para cubrir un congreso de escritores, durante aquel viaje estuvieron muy cerca el uno del otro. Ya no decían que eran solo copains. Tanto Szurek como Kantarowicz dieron por hecho que estaban casados; cosa que Capa aún tenía esperanza de poder hacer algún día.
Así que tal vez fuese en Valsequillo -y no en París o en Madrid- donde Capa, que se había despertado antes, fotografió a Gerda dormida en la cama, de costado, con las piernas fuera de las sábanas y dobladas como las de una corredora, el pelo corto revuelto por el contacto con la almohada y la boca entreabierta como una niña. Gerda llevaba puesto el pijama holgado con las perneras arremangadas, y su cara, inocente y desprovista de maquillaje, era pura y hermosa.
Cuando Capa disparó el obturador, Gerda se movió un poco y reclinó la cabeza sobre la almohada, como un gatito. Capa tomó otra foto. Quería conservarla para recordar los buenos tiempos, para recordar a Gerda cuando estuvieran separados.
Hotel Florida. Verdad, amor y muerte en la Guerra Civil. Amanda Vaill

3 comentarios:

  1. Y además de Gerda, Ingrid Bergman. Voy a empezar a odiar a Capa...
    Y ahora en serio. Estuvimos por la exposición de la maleta y las fotos eran estupendas...

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  2. Yo no he visto la exposición, pero Capa me parece un personaje adorable y admirable, lo mismo que Gerda Taro. Creo que sería fácil enamorarse de cualquiera de los dos.
    Besos.

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